Así como nos pasamos los secretos para encender con pericia un fuego o la receta de una salsa de generación en generación, todo argentino aprende, como quien aprende los rudimentos básicos de la supervivencia, a convertir cualquier resto de dinero en dólares. En una economía siempre azotada por la inflación y la incertidumbre, es necesario tener una actitud financiera activa, al menos para no perder. Y eso es algo que todos saben. Pero en el último tiempo cada vez más hombres y mujeres se vuelcan a la búsqueda de herramientas para pasar de nivel. ¿Dónde las buscan? En internet, la gran usina de respuestas.

Si El lobo de Wall Street representa toda una generación de hombres y mujeres que hicieron del mundo de las finanzas una liturgia exclusiva para expertos y millonarios, hoy internet democratiza los saberes en torno al manejo del dinero.

Incluso en un momento como el actual, en que una pandemia arrasa los hábitos del mundo entero, el repositorio virtual de inversiones está ahí, disponible para el pescador que quiera probar suerte en un tsunami.

Invertir el aguinaldo en vez de gastarlo, organizar las compras del supermercado o constituir un fondo de ahorro para el momento de la jubilación son ideas que circulan en las redes con el mismo vigor que las recetas fit o los videos de mascotas. Ese interés creciente por sumar habilidades en el manejo del dinero le da vida a un mundo de generadores de contenidos que incluye criaturas nuevas como influencers standuperos de finanzas. Criaturas que son una sorpresa hasta para ellos mismos.

Ramiro Marra, famoso desde hace dos años.
Ramiro Marra, famoso desde hace dos años. Fuente: Brando – Crédito: Gaspar Kunis

De hecho, frente a este hombre de pelo platinado y rastas recogidas en una media cola que habla suelto frente a cámara, que tiene más de 100.000 suscriptores en YouTube, pulseras en las muñecas y se pasea por su oficina subido a un skate eléctrico, es difícil hacerse una idea acertada de lo que fue la vida de Ramiro Marra hasta hace un tiempo.

-Yo fui un oficinista por 18 años, una persona anónima que iba al microcentro a trabajar todos los días. Y, desde hace dos años, me empezaron a saludar por la calle. Es rarísimo para mí: no soy un artista, no tengo una banda de rock. Mi negocio es la bolsa.

A fines de 2017, buscando estrategias de marketing para la empresa que fundó junto con sus padres y hermanos, Bull Market, Marra empezó a curiosear en YouTube. Le destinó varios meses a desarrollar un canal en el que los profesionales de la compañía contaran las novedades del mercado. Pero no tardó mucho en detectar el error. Mientras miraba a sus sobrinos jugar con el celular entendió qué era un youtuber, y decidió hacer un experimento. “Llamé a un amigo y le dije: filmame y editame. Hablé de bitcoin, que estaba en su apogeo, y dije qué era una burbuja. Se hizo viral y me di cuenta de que era eso: el eje tenía que ser yo, Ramiro, y no Bull Market” , dice.

Si bien su público mayoritario son personas de entre 25 y 35 años, Marra dice que todos los días le escriben chicos menores de edad que quieren comenzar a invertir. Los más jóvenes, con un historial limpio de grandes frustraciones financieras, son los que se acercan con mayor naturalidad, sin prejuicios ni pensamientos conspirativos.

“La bolsa dejó de ser mala palabra para la gente joven. Los que dicen que es una timba es porque no conocen del tema, y esa distancia con su propia historia de vida les genera ruido”, dice Marra, que sabe que la forma de llegar al público es ser desacartonado. Pero, también, reconoce que su éxito es por tener “una empresa atrás”.

-Si no la tuviera, con cada recomendación mía me estarían acusando de vendehumo, que es una crítica muy habitual en las redes. Dirían: a ver, si la tenés tan clara, hacé plata vos. Y yo la hago.

Aunque las formas desorienten, Marra no deja de ser eso: un broker con oficina en Puerto Madero.

El boom de la divulgación financiera es un fenómeno que excede por mucho las fronteras de la Argentina -en Estados Unidos se celebrará este año por décima vez FinCon, un congreso mundial de broadcasters de finanzas que extiende su convocatoria a todos los “money nerds” del mundo-, pero que estalló en el país hace alrededor de dos años empujado por varias circunstancias. Primero, por las posibilidades que otorga la tecnología. Si hasta no hace mucho las operaciones se hacían de manera presencial o por vía telefónica uno a uno, hoy las plataformas disponibles permiten concretar cualquier maniobra en segundos desde una computadora o celular.La bolsa dejó de ser mala palabra para la gente joven. Los que dicen que es una timba es porque no conocen del tema.Ramiro Marra

También contribuyó la flexibilización de algunas regulaciones recientes (por ejemplo, en 2017 se eliminó la prohibición para abrir cuentas de manera online) y un cambio de paradigma. “La gente busca nuevas maneras de invertir su dinero porque entiende que no es suficiente con los métodos tradicionales: dólares, inmuebles, plazos fijos. La gente siempre quiso mover su dinero, pero antes apelaba solo a lo más sencillo o culturalmente aceptado. Ahora la tecnología le permite acceder a todas las otras alternativas que se estaban perdiendo”, dice Marra. Y, cuando dice otras alternativas, se refiere a fondos comunes, bonos, acciones, Cedears.

Pero además, estas nuevas condiciones germinaron sobre un escenario económico en el que -según números del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec)- solo en 2019 los salarios perdieron 12,9 puntos contra la inflación, que fue de 53,8% anual y marcó el récord de los últimos 28 años. El sentido común de esta época indica que, antes de hacer cualquier cosa que no sabemos hacer, se debe consultar en internet, y resulta que, en el último tiempo, una de las cosas que más dudas les generó a los argentinos fue cómo administrar el dinero para que alcance, para que sobre y, en el mejor de los casos, para que se multiplique.

Googlear para ahorrar

Pero no todo en el mundo de las finanzas personales son bonos y acciones. De hecho, eso es solo una pequeña parte. Más allá de sus diferencias, los referentes del rubro coinciden en una premisa básica y bastante conservadora: la base es el orden de las propias cuentas y el ahorro.

Magdalena Gowland (@nogastesdemas).
Magdalena Gowland (@nogastesdemas). Fuente: Brando – Crédito: Gaspar Kunis

En ambas cosas es experta Magdalena Gowland, que además de ser secretaria de un consultorio médico, lleva adelante una de las cuentas de economía cotidiana más populares del país: @nogastesdemas. Gowland, que tiene dos hijos de cuatro y tres años y vive con su marido en el barrio porteño de Recoleta, no es una ama de casa con tiempo disponible para caminar y comparar los precios de los comercios, como recomendaba la pionera Lita De Lázzari. Pero tampoco considera que haga falta y, por eso, pregona su propia reversión del consejo: “Googleen, señoras y señores, googleen”.

En junio de 2018, abrió una cuenta en Instagram para compartir el talento que ya había afilado después de años de cruzar información y asesorar a familiares y amigos en cada compra. Y lo hizo de una manera arriesgada: interrumpió la sucesión habitual de selfies seductoras y postales de vacaciones en destinos exóticos con las ofertas del supermercado. “Mucha gente me decía: «Qué estás haciendo»; «Instagram es todo lo lindo, color pastel y vos pusiste el folleto de una carnicería»”, recuerda. Pero las redes no dejan mentir y lo que funciona, funciona. En tres meses ya tenía 20.000 seguidores y una comunidad que le pedía más.

Si bien parte de su éxito puede ser explicado por una situación difícil del país en que cuidar cada peso comenzó a ser una prioridad para la mayoría de las familias, su acercamiento al ahorro no se plantea únicamente como una estrategia frente a la necesidad. Para Gowland se trata de comprar de manera inteligente, de no gastar $100 cuando se puede conseguir lo mismo por $90. O por $75. “No es de rata. Yo quería ir a Europa o comprarme un buen par de zapatos, pero pagar menos”, resume.

Invertir en libertad

“Un océano azul”. Así, con ese término propio del lenguaje del marketing, su profesión, define Lucía Aguilar lo que encontró cuando empezó a compartir en las redes su propia trayectoria como inversora. “Había mucha necesidad de información y nadie estaba hablando de eso”, explica la mujer detrás de la cuenta @luli.invierte, donde muestra, por ejemplo, recibos de dividendos de sus acciones en Apple.

Lucía Aguilar (@luli.invierte).
Lucía Aguilar (@luli.invierte). Fuente: Brando – Crédito: Gaspar Kunis

Para Aguilar, los factores que vuelven más complicada la posibilidad de tener unas finanzas ordenadas en el país es la incapacidad de proyectar hacia adelante y un pesimismo crónico que viene de la experiencia. “El inversor argentino está muy defraudado; siempre que invirtió le fue mal, entonces vive muy en el ahora. Como no puede estar seguro del futuro, prefiere gastar lo que tiene antes de que se lo robe un corralito o se lo devore la inflación”, dice.

Parte de las sorpresas que le trajo su rol de influencer son los mensajes que le llegan diariamente de sus seguidores. Muchas son mujeres profesionales que saben un montón de su especialidad, cuenta, pero nunca escucharon hablar de inversiones. “Me escriben muy frustradas diciendo «Soy ingeniera en petróleo, puedo manejar una refinería y me siento estúpida porque no sé de esto» o «Yo hago operaciones de cerebro, pero esto me supera»”.El inversor argentino está muy defraudado; siempre que invirtió le fue mal, entonces vive muy en el ahora.Lucía Aguilar

Como en tantos otros frentes agitados, las mujeres son hoy mayoría en esta revolución de las finanzas personales. No solo porque están detrás de algunas de las cuentas más relevantes en la materia, sino porque son consumidoras ávidas de este tipo de contenido, tal vez porque muchas entienden que lo que está en juego es el acceso a una herramienta de empoderamiento.

Sabrina Castelli tenía 9 años cuando falleció su padre, y su madre, una ama de casa hasta entonces completamente ajena a las tareas de gestión del dinero, debió hacerse cargo de la economía del hogar. La inexperiencia se sumó a la mala suerte y el dinero que recibió la familia por el seguro de vida fue depositado en un banco y quedó cautivo por el corralito. “Cuando terminé la secundaria, salí a buscar respuestas de por qué nos había pasado eso”, cuenta Castelli, de 32 años, detrás de @MujerFinanciera.

Sabrina Castelli (@MujerFinanciera).
Sabrina Castelli (@MujerFinanciera). Fuente: Brando – Crédito: Gaspar Kunis

Ya recibida de contadora y licenciada en Administración de Empresas y con un muy buen cargo en una multinacional, Castelli se dio cuenta de que aunque podía administrar bienes ajenos con eficacia, con las propias cuentas le pasaba lo mismo que a tantos argentinos: llegaba a fin de mes sin resto. “Me puse a investigar sobre finanzas personales, llegué a un método y ahí mi economía cambió abruptamente: dejé de pagar deudas de tarjetas para pasar a ahorrar”, apunta.

La información tuvo tanto impacto en su vida que decidió ponerla a disposición en un blog que creó a principios de 2018 y que luego germinó en cuentas en Instagram, Twitter y Facebook. Si bien la información era útil también para varones, quiso enfocarse en quienes los datos ubican en desventaja.

Según asegura, las mujeres tienen mayores problemas para acceder a información e instrumentos financieros. En Latinoamérica, solo el 48% tiene cuenta bancaria, solo el 11% ahorra y solo el 10% percibe algún rédito por sus inversiones.

“La educación financiera te hace libre. A la aplicación que estamos desarrollando la bautizamos Felicity porque cuando una persona adquiere un método que le permite ahorrar, puede acceder a mejores instrumentos financieros y a mejores decisiones. Con dinero ahorrado podés decidir por vos misma si te quedás con una pareja, con un trabajo o si te hacés un tratamiento de belleza. No es otra cosa que una herramienta para hacerte feliz a vos y a tu familia”, dice.

Pequeños cerdos capitalistas

No es que antes de YouTube o Instagram no existieran columnistas o referentes de finanzas personales, sino que lo nuevo es un cambio de registro. Si desde las páginas de los diarios los cerebros económicos le hablaban al jet set en un código cifrado que parecía ser útil para reproducir fortunas ya existentes, un diálogo entre millonarios, en internet prima la idea de que todos pueden optimizar sus finanzas, tengan el volumen que tengan.

Para utilizar la terminología de la pionera mexicana Sofía Macías, en los últimos años mucha más gente mostró interés por convertirse en un pequeño cerdo capitalista. Macías -que recibió ese apodo cuando a los 22 años, en un asado con colegas periodistas y otros profesionales no propensos a generar dinero, confesó que tenía un fondo de inversión en la Bolsa de Valores- tomó ese nombre para iniciar un blog y terminó por montar un imperio sobre un rubro que ella definió como “finanzas personales para hippies, yuppies y bohemios”.

El boom de la divulgación financiera es un fenómeno que excede por mucho las fronteras de la Argentina pero que estalló en el país hace alrededor de dos años.

Su argumento para embellecer un terreno históricamente asociado a seres codiciosos y conductas abusivas -alcanza con repasar la escena de El lobo de Wall Street en la que el personaje de Leonardo DiCaprio les presenta a sus empleados el guión para venderles a los clientes “basura”- es imbatible: alguien siempre saca rédito de la plata que ahorrás pasivamente y es mejor que esa persona seas vos.

“Ser un pequeño cerdo capitalista no significa que, si eres vegetariano y activista de Greenpeace, tengas que dejar de serlo, tampoco cambiar de partido político ni dejar de pensar sobre lo mal que está distribuida la riqueza en el mundo. No. Basta con querer ser tú el que saque el mejor provecho a tu dinero y tener ganas de aprender cómo hacerlo”, aclara Macías en Pequeño cerdo capitalista (Aguilar) , uno de los dos libros que escribió luego de adquirir popularidad en las redes y que se convirtió en un éxito de ventas en toda Iberoamérica.

En ese destino de papel que parece esperarles a todos los perfiles de redes exitosos, Marra también acaba de publicar un libro sobre el tema: Hablemos de guita (Planeta), que está dentro de los cinco más vendidos en la categoría de no ficción.

Pero ni Marra ni Macías fueron los primeros en convertir un tema sin encanto para el público general en un hit. Padre rico, padre pobre, un libro publicado en 1997 por Robert Kiyosaki y Sharon Lechter, fue un éxito de ventas mundial en su lanzamiento y el creciente interés por las finanzas personales hizo que por estos días volviera a estar entre los 20 más vendidos de las librerías argentinas.

Como en tantos otros frentes agitados, las mujeres son hoy mayoría en esta revolución de las finanzas personales.

En el libro, Kiyosaki cuenta las enseñanzas que recibió durante su infancia en Hawái por parte del padre de su amigo Mike, un hombre sin educación formal, pero que había logrado acumular una fortuna, y las compara con las de su propio padre, un hombre ilustrado, pero mediocre en lo que se refiere al dinero.

Si bien es un libro criticado -a su autor se le atribuye, entre otras cosas, cierta habilidad para fabular-, es una referencia por haber dejado en claro algunos conceptos básicos de finanzas para el público no especializado. También puso sobre la mesa, anticipadamente, un deseo que hoy está en el núcleo de las angustias de los millennials. El de salirse de lo que Kiyosaki definió como la “carrera de la rata”: estudiar y conseguir un buen trabajo para sostener los gastos de una casa, trabajar más para disfrutar de un nivel de vida más alto y seguir trabajando para que esa vida no se desplome. Correr, digamos, en una rueda que no conduce a ningún lado.

Apuntes en el teatro

La nueva ola de interés por las finanzas puede generar incluso que alguien saque una entrada para ir al teatro el fin de semana y, llegado el día, se abra el telón y aparezca sobre el escenario el asesor financiero Edgardo Pascualini con un show construido sobre temas como tipo de cambio, créditos UVA y tasas de interés.

Edgardo Pascualini (Funny Moeny).
Edgardo Pascualini (Funny Moeny). Fuente: Brando – Crédito: Gaspar Kunis

Funny Money, el título de la obra en cuestión, se enmarca en una categoría que podría definirse como stand up financiero y que apunta a que, como efectivamente sucede, el público no solo se divierta, sino que saque sus cuadernos para tomar apuntes y se vuelva a casa con algunas ideas para engrosar la billetera.

La popularidad del espectáculo de Pascualini -al que él se refiere como “seminario”- se ve alimentada por el mismo factor que construye a las figuras financieras en las redes: es una puerta de entrada amigable a un conocimiento que se percibe árido y que cada vez más personas creen necesario tener.

Para Pascualini -que en las redes es @funnymoney.ar- hay un elemento psicológico en la relación de las personas con el dinero. Cuidar las cuentas es parte de “quererse” y de tener una buena autoestima tanto como comer bien o hacer ejercicio. Y, como en todos los aspectos de la vida, cada generación se vincula con ese hábito a su propia manera.El gustito de aprender de finanzas viene de pensar qué voy a hacer cuando no pueda trabajar más.Edgardo Pascualini

Si nuestros abuelos pudieron concretar proyecciones como ahorrar para comprarse una casa, para nuestros padres fue más difícil y para nosotros es una misión casi imposible, lo que tiene efectos más allá de lo obvio. “Decís «algo tengo que disfrutar» y el disfrute se pone delante de los objetivos de largo plazo; te vas de viaje, comprás un auto”, explica.

Las alarmas se encienden cuando surgen las preguntas por el futuro. “Todos sabemos que en la Argentina la jubilación tiende a desaparecer porque es un sistema quebrado -asegura-. El gustito de aprender de finanzas viene de pensar qué voy a hacer cuando no pueda trabajar más”.

Es decir, cuando se deja por un segundo de lado la consigna del carpe diem, aparece la necesidad de -o la ansiedad por- preparar el terreno para una vida más cómoda. Y esta generación busca, donde sabe buscar, las herramientas para hacerlo. Limitarse a guardar algunos dólares en el colchón ya no parece el mejor plan.

Ramiro Marra (37)

  • ¿Cuál es el primer paso para invertir? Tener “huevos/ovarios”, actitud.
  • ¿Sirve invertir poco volumen de dinero? ¿En qué? Se puede invertir desde $100 para aprender. En acciones, es lo más divertido y más rentable en el tiempo.
  • ¿En momentos de crisis mundial como ahora, ¿hay oportunidades de inversión o es mejor ser conservador? Siempre en estas situaciones aparecen grandes oportunidades para el mediano plazo, pero también hay todo tipo de perfiles, no hay una sola manera de invertir.

Magdalena Gowland (34)

  • ¿Cuál es un buen consejo de ahorro para padres y madres? Armar un presupuesto mensual y un registro diario de gastos. Además, menú semanal y lista de supermercado.
  • ¿Cómo detectar cuando una promoción realmente nos conviene? Es clave comparar precios y no porcentajes de descuento. A veces hay un producto que no está en promo y es más económico que uno que sí lo está.
  • ¿En momentos de crisis mundial como ahora, ¿hay oportunidades de inversión o es mejor ser conservador? Para mí, la mejor inversión hoy es tomar conciencia de lo que está pasando y ser responsables. Planificar las compras para no comprar de más ni de menos. Ser conscientes de lo que compramos es una actitud que beneficia a los demás

Lucía Aguilar (35)

  • ¿Los plazos fijos son un buen negocio? Sí, para los bancos.
  • ¿Pierdo plata si ahorro dólares abajo del colchón? Guardar la plata abajo del colchón, en cualquier moneda, es como poner un cubito de hielo al sol. Aunque el dólar lo hace a un ritmo más lento que el peso, su valor termina derritiéndose igual.
  • ¿En momentos de crisis mundial como ahora, ¿hay oportunidades de inversión o es mejor ser conservador? Siempre hay oportunidades, pero en tiempos de turbulencia hay que saber o tener mucha suerte. Para quienes no saben, recomiendo esperar un poco hasta que vuelva cierta normalidad.

Sabrina Castelli (32)

  • ¿Es posible ahorrar con un ingreso bajo? Sí. El ahorro genera resultados cuando mantenemos el hábito en el tiempo. Tenemos que trabajar en generar ese hábito aunque sea con $10 y aumentar el monto a medida que podamos.
  • ¿En qué casos conviene usar tarjeta de crédito y en cuáles no? Debería usarse solo para compras de alto valor que no podríamos hacer de otra forma. Todos aquellos productos que tengan una vida útil superior al plazo de tiempo que necesito para pagarlo son una buena compra, siempre y cuando no tenga deudas con las tarjetas.
  • ¿En momentos de crisis mundial como ahora, ¿hay oportunidades de inversión o es mejor ser conservador? Lo principal es entender cuál es mi situación. Si tengo mis finanzas ordenadas, un fondo de emergencia de por lo menos seis meses, seguros de protección de ingresos y seguros para proteger a mi familia y, además de todo eso, un dinero para ahorrar, puede ser un buen momento para invertir aprovechando los precios bajos de los mercados. Si no, no es momento de estar arriesgando.

Edgardo Pascualini (45)

  • ¿Cuál es el error más frecuente en la administración de un emprendimiento? El optimismo. El 80% de los emprendimientos cierra sus puertas en los primeros dos años. La buena noticia es que con un buen plan y gestión financiera, se pueden tomar decisiones que permitan crecer y consolidarse.
  • ¿Con cuánto tiempo de anticipación debería comenzar a ahorrar para el momento de la jubilación? Desde el nacimiento. Los papás pueden armar un plan anual de ahorro para su hijo, que aunque no sea mucho, tenga el tiempo a su favor. Si no lo hicieron tus padres, cuanto antes mejor. Si tenés 20 años armá un plan de 80% renta variable, 20% renta fija.
  • ¿En momentos de crisis mundial como ahora, ¿hay oportunidades de inversión o es mejor ser conservador? Depende de la aversión al riesgo: si sos conservador, lo mejor es quedarte líquido hasta que se solucione este problema. Para el resto, hay una oportunidad en compañías del rubro turístico y aerolíneas que son sólidas, pero que están están siendo muy castigadas. Cuando pase todo esto, tendrán un gran crecimiento.

Por: Delfina Torres Cabreros